En el mundo político, la cuestión de la edad para gobernar ha sido un tema de debate constante. Este debate se intensificó recientemente con la disputa entre las edades de los candidatos presidenciales en los Estados Unidos, particularmente entre Joe Biden y Donald Trump. Sin embargo, este tema no se limita a las fronteras estadounidenses; en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido objeto de críticas y reflexiones similares.
La Disputa Biden-Trump: Dos Extremos
La campaña presidencial de 2020 en los Estados Unidos presentó una dicotomía interesante en términos de edad de los candidatos. Por un lado, teníamos a Joe Biden, quien asumió la presidencia a la edad de 78 años, convirtiéndose en el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos. Por otro lado, estaba Donald Trump, quien tenía 74 años en el momento de las elecciones, haciendo de esta una de las elecciones presidenciales más disputadas en términos de la edad de los candidatos.
Trump y sus seguidores a menudo cuestionaban la capacidad de Biden para gobernar, debido a su edad avanzada, señalando preocupaciones sobre su salud y capacidad cognitiva. Mientras tanto, los partidarios de Biden argumentaban que su amplia experiencia política y su temperamento estable lo convertían en un candidato adecuado, a pesar de su edad.
Hoy cuando arrecian los descalificativos de Trump hacia Biden, lo señala como un tipo senil al cual no volverían a confiarle un país. Esto al hacer alusión a los momentos en público donde olvidaba datos, confundía nombres; como en la más reciente controversia al confundir a Andrés Manuel López Obrador con el presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi.
La situación en México y la crítica a López Obrador
En México, el tema de la edad para gobernar también ha surgido, particularmente en torno al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el cargo en 2018 a la edad de 65 años. Aunque no es tan avanzado en edad como Biden o Trump, López Obrador ha enfrentado críticas sobre su capacidad para gobernar eficazmente debido a su edad, así como a su estilo de liderazgo y decisiones políticas basadas en añoranzas de décadas pasadas.
Podríamos decir que López Obrador representa una forma de gerontocracia, donde el poder está concentrado en las manos de una élite de ancianos, lo que puede obstaculizar la representación y participación de generaciones más jóvenes en la política y el gobierno (quizá sea uno de los factores de la poca participación de las juventudes en temas políticos). Además, preocupaciones sobre la capacidad de adaptación a los desafíos modernos y la rapidez de respuesta a las demandas de la sociedad también han sido objeto de debate.
La edad ideal para gobernar
El debate sobre la edad para gobernar es crucial ya que plantea preguntas fundamentales sobre la idoneidad de los líderes políticos para representar y servir a sus poblaciones. Si bien la experiencia puede ser un activo valioso, especialmente en política, también es importante equilibrarla con la capacidad de adaptación, la energía y la capacidad de respuesta a los desafíos cambiantes.
No existe una edad ideal para gobernar universalmente aplicable. En cambio, lo que se necesita es una evaluación integral de las capacidades individuales de los líderes, independientemente de su edad. La salud física y mental, la integridad, la visión de futuro y la capacidad para conectar con una variedad de grupos demográficos son solo algunas de las cualidades que deben considerarse al evaluar la idoneidad de un líder.
En última instancia, la edad por sí sola no debería ser el único factor determinante en la capacidad de un líder para gobernar. Es más importante centrarse en las cualidades y habilidades individuales que hacen que un líder sea efectivo en el cumplimiento de las responsabilidades de su cargo. El objetivo debería ser encontrar un equilibrio entre la experiencia y la vitalidad, garantizando así un liderazgo fuerte y efectivo en beneficio de toda la sociedad. Sería de suma importancia la capacidad de adaptación y escucha, rodear al líder de un equipo que fluya en la innovación y con escucha permanente.
Veremos si las candidatas que pretenden liderar el país, el estado y los municipios apuestan por la innovación y la evolución de la conversación social o permanecerán en ideales de antaño y arraigadas a sus creencias individuales basando sus decisiones en su “experiencia”.